jueves, 1 de enero de 2009

De la insoportable levedad del tiempo...


Bizarro año, bizarro tiempo, bizarro nuevo año.. Desde hacía tiempo él no recibía un año enfermo.. ni en el golfo de Mexico.. de hecho, nunca había estado ahi. El tiempo se mueve y atrapa, el tiempo lo dice todo al final. Alivia, estresa, condiciona y decepciona de cualquier forma, de todas las formas posibles.

El tiempo te dá la niñez y te la quita, pero a la vez te regala oportunidades raras, para revivir esas cosas que viviste cuando al tiempo -mal amigo- se le antojó que vivieras. Por ejemplo, ese momento -en el tiempo- en que te divertías saltando las olas del pacífico y podías pasar horas riendote de como al tropezar tragabas grandes cantidades de agua salada.. ese momento de la infancia que reviviste -con un tono mas grave y menos infantil (en la apariencia al menos) regresa a ti en una playa lejana, un poco mas golpeado, menos divertido y con una resistencia fisica increiblemente menor a la que tenía aquel chiquillo de 8 años..

Pero en un instante, solo por un segundo, esa fracción de tiempo que te golpea la consciencia y la memoria, te recuerda como si hubiese sido hace cinco minutos, ese jugueteo infantil que sostuviste por horas con el mar hace casi 22 años.. entonces, el tiempo te hace un regalo de fin de año y en ese momento se te escapa una risa sincera, infantil, una risa de alegria pura, perfecta, inalterable y que se hace eterna, solo en un segundo.

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