miércoles, 26 de agosto de 2009

de los casi famosos...


Esa noche me fui a dormir pensando que no sería mucho lo que el sueño me repondría pues de una a cuatro de la mañana, no es mucho lo que se descansa. Al final pude cerrar los ojos y al momento tenía al hombre de las perillas llamando a levantarse en el dintel de la puerta. Era hora de partir.

Con mas sueño que ganas me dispuse a abordar la pequeña caravana de músicos que, acompañados de sus maletas, instrumentos y un saco de rock, se disponían a poner a vibrar a quien se les parara en frente de la tarima, al “publico meta” de todo rockero venezolano: Caracas.


Hace poco tiempo que conocí a los chicos de Animas, no superan los 23 o 24 años (los mas avejentados), pero para hacer honor a la verdad, tengo que decir que pareciera que tienen un par de décadas curtiéndose los dedos y las manos en buenas tarimas y haciendo buena música. Pero no tienen ni mucho ni poco tiempo en esto, mas bien son (seis) 6 años de haberse enamorado de la misma chica que nos enamora a todos los que hemos pisado alguna vez un escenario con un instrumento a cuestas, la eterna enamorada común de los amantes de un buen distortion: la dama del rock.

Con influencias que van desde los stone temple pilots, pasando por pearl jam, con algún desvío de influencia latinoamericana para su vocalista –con Fito Páez- y saltando a lo mas progresivo que aporta el famoso Teatro de Sueños*, Animas se curte de lo que se han curtido algunas bandas de la movida rockera regional; siempre buscando ese sonido retro tan característico de estos tiempos, apelando siempre a unos buenos amplificadores de tubo, el sonido clásico fender y tal vez una Gretch viajera, ladrona de la paz del buen Fux (Nelson castro). Los Ánimas suenan a eso, a los Ánimas.


La vía demanda fuerza a la música que se ha de escuchar y pasamos de un disco rayado de Soda Stereo a uno un poco mas rayado de Dream Theater, en la tercera pista la cosa se acomoda y pasamos una buena hora golpeando nuestros regazos con baquetas imaginarias, alucinando que podemos llevar la métrica de Portnoy y que nuestros dedos al aire (al mas puro estilo del “air guitar”) están tocando cada nota que ejecuta el Petrucci.. en fin, somos nuestro propio publico y el ridículo se reduce considerablemente al corear en perfecto inglés guachiguacheado temas como “strange dejavu” o “the spirit carries on”. El guapetón nos aguarda con un par de arepas en su regazo para el hambre colectiva.


El nombre Animas proviene de la causalidad, sin motivo aparente (la leyenda cuenta que algunos de la banda escucharon un relato de “nuestro insólito universo” y de alli el nombre); como fuere, la banda se apropió de un nombre que trastoca las barreras de la metafísica y el rito popular, muy apropiado para una banda de temas originales que quiere llevar su música a todos lados y talvez, porque no, aparecerse en la consciencia popular rockera, cual ánimas…


Nelson está en la tarima del auto show (tunning) de Caracas, probando el largo del cable, pues la misma tiene los metros suficientes para alguna corta carrera en dicha tarima, sueño de todo guitarrista de rock. El cable no es lo suficientemente largo. Otro día será. Los demás se preparan y mientras los técnicos de sonido graban las ecualizaciones, los Animas calientan los dedos preparándose para el tema que han de interpretar para la aprobación del “nene” Daniel Moreno, sonidista contratado para salvaguardar la integridad del sonido que los caracteriza.


La verdad es que por la hora no se agolpa mucha gente, pero ver el Avila frente a la tarima y el clima caraqueño post-lluvia es tan agradable, que no hay ningún tipo de malestar entre los chicos y todos estamos disfrutando bastante la experiencia. Asoma la cara el buen indio y empezamos a sazonar la tarde con las virtudes de un fino ron, que nos prepara para el show.


Mientras, aprovecho a hacer algunas tomas aleatorias un poco mas documentales de la banda y del dia con mi cámara y luego de un rato, empiezan a anunciar, aun con no mucha gente, a los chicos.


La fender de Nelson se dá la mano de la Gibson de Goofy y acompañados por las baquetas de “H” y el bajo del señor “Pelo”, empiezan a poner las cartas sobre la mesa. Aquí manda Animas. No llegó mas gente, pero la fuerza de la tarima es la fuerza del rock bien interpretado, la misma fuerza de una mega presentación al mas puro estilo Rolling Stones con un publico de 2 millones de personas frente a las cornetas, la fuerza de los sueños de claves y corcheas que viajan a los oídos de quienes quieren escuchar con atención la lírica propia, y la música que nació de las jóvenes musas de los chicos.


Buenos rifs, buena letra, buen ritmo, buena joda al tiburón que animaba, buen “que nota es esta??: Sollll..!” –antológica analogía del fatídico “siiii” de Ceratti-, buen tiempo de disfrutar a 4 músicos dejándolo todo en tarima al mas puro estilo del buen Bethoven: “YO TOCO PARA MI”… se puede pedir mas a una banda?.


En la noche, luego del evento el after party fue bastante al estilo de una banda de rock cristiano; chicos responsables que debían manejar temprano y como tales, durmieron temprano, no sin antes deleitarse con el viejo “Pelo” que volvía a sus núdicas andanzas, como en antaño.


Al regreso, buena música en la carretera que nos acompañó a nuestro caluroso terruño, dejando muchos recuerdos y el dulce sabor de boca que deja siempre una buena presentación en vivo.


Animas para rato.

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